Por el ex Ministro de Agricultura y Gandería, Renato Alvarado Rivera.

La seguridad alimentaria en momentos de pos pandemia y en medio de una guerra entre Ucrania y Rusia, merece una atención especial, no una mirada simple. Nuestro país debe producir los alimentos que garanticen a los costarricenses asegurar la canasta básica; producir los alimentos suficientes para que el país no dependa de las importaciones de otros países socios comerciales; producir entre 50 a 60% de los frijoles, el 60% o 70 % del arroz que nos comenos y otros alimentos indispensables para la alimentación sana y saludable de la población. Esto no debe tener cuestionamiento. Hoy el mundo entero está preocupado por una posible hambruna y los organismos mundiales como la FAO, OMC, OMS entre otros, vaticinan una escasez de alimentos en el mundo. Lo anterior debido a la dificultad que han tenido los 500 millones de agricultores familiares para obtener semillas y abonos para fertilizar sus cultivos a precios razonables lo que ha golpeado de manera directa la producción de alimentos. La ausencia de políticas claras para abordar los temas estructurales y demandas de los agricultores debe ser atendida de manera inmediata. Facilitar a las familias productoras los recursos financieros y tecnológicos para una alta producción con el objetivo de garantizar la seguridad alimentaria nacional es indispensable. Si bien es cierto no se trata de producir todos los alimentos que necesita la población sí se trata de producir los alimentos básicos que los costarricense requieren para una alimentación sana, saludable de manera oportuna, accesible y disponible. Requerimos que las instituciones del sector reaccionen de manera conjunta en función de atender las demandas de los agricultores que son su razón de ser. Los agricultores también deben accionarse como sector asociado y articulado como gremio para luchar por las demanda a las institucionalidad y que la misma de respuestas oportunas y contundentes. No se debe permitir la inacción de los jerarcas de turno, el abandono del sector y la ausencia de políticas para la defensa de las familias agricultoras del país. Insistir en negociar tratados de libre comercio con criterios de que en las negociaciones habrán PERDEDORES Y GANADORES reflejan el pensamiento de quienes consideran que en el país existen ciudadanos de primera clase “Ganadores “ y ciudadanos de segunda clase “PERDEDORES “, sin importar que estos son personas, son agricultores y agricultoras . Insistir en la apertura comercial con ECUADOR sin haber resuelto los problemas estructurales del sector agrícola, como acceso a crédito, seguros agrícolas, tecnología , investigación, rompimiento de los monopolios de comercialización etc. es no tener claro los efectos devastadores para los 280 mil
productores (a) agrícolas que perderán sus oportunidades de subsistencia y no saber los efectos en la economía del territorio agrícola del país, dejando a las puertas de la hambruna a miles de costarricenses micro, pequeños y medianos agricultores. Esta lógica perversa y obscena de GANADORES Y PERDEDORES es una burla a quienes esperan de sus gobernantes sensatez en la administración del Estado y respeto a la Constitución Política que en su artículo 33 dice claramente que “Toda persona es igual ante la ley y no podrá practicarse discriminación alguna contraria a la dignidad humana.”