La calidad es lo necesitamos. Busquemos lo social, el bien común, la solidaridad. ¿Participamos de organizaciones sociales y/o vecinales, donde el interés no es sólo mío, sino de la comunidad? ¿Nos movilizamos con respeto, sin insultar (o incluso destruir) bienes de los demás? ¿Montemos empresas al servicio de las personas, con información clara, con etiquetados de calidad? ¿Pagamos lo que corresponde y por la vía que corresponde? ¿Trabajamos y estudiamos comprometidamente, sin falsear ni copiar información, sin falsedades l ni perjudicar a los empleadores, emprendedores (y por consiguiente, a los clientes)? En simple: ¿somos ciudadanos con calidad humana? Todas estas preguntas (y muchas más) van configurando la manera en cómo nos relacionamos. Es urgente meditar al respecto. Se habla mucho de crisis, pero poco de comportamientos de servicio al ser humano que la han ido calculando. Una sociedad que no parte de la calidad humana de sus integrantes difícilmente podrá construir una convivencia pacífica y resolver sus conflictos (inherentes a toda comunidad, por lo demás). Así lo han hecho países que han salido adelante y está haciendo de la calidad humana un valor compartido y un atributo de su país. ¿Por qué no podríamos en Costa Rica seguir ese ejemplo? Serviría para empezar a salir del pantano, del ODIO. RESENTIMIENTO, ENVIDIA. CORRUPCIÓN, DESEMPLEO QUE LA PANDEMIA. UNÁMONOS sumidos de un tiempo a esta parte.
Artículo de Opinión de Rodrigo Redondo.