¡Paren el Mundo, yo me bajo aquí!

Ing. Henry Alfaro Rojas.

Hola, quizás muchos hemos oído la frase que coloco como título de estos párrafos. Llevamos décadas de correr y correr. “Uno que madruga y otro que no duerme”, “El que pestañea pierde”, “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”, “Al que madruga Dios del ayuda”, “El tiempo es oro”; éstas y muchas más frases acuñadas para correr, para hacernos pensar que todo precisa, que todo es para ya, que urge, que en este mundo el tiempo vale oro y así se nos ha ido pasando la vida en un correteo sin parar. De repente todo se detiene; y la vida sigue, y seguirá y de seguro que mejor.

Si, así hemos visto frente a nuestras narices, morir amigos, familiares y personas cercanas de infartos, otros caer en depresiones por estrés, muchísimas separaciones de matrimonios, y muchos pasar por la vida respirando y trabajando, quizás muchísimo, pero NO viviendo. Solo hace unas dos semanas le vendí un carro a un italiano que vino a Costa Rica con su esposa y dos hijos, y me dijo, “nosotros trabajamos como locos para atesorar dinero, hace un tiempo mi padre llego a su edad de retiro, y murió apenas meses después, no disfrutó nada, siempre trabajó muchísimo, y por eso estamos aquí, no queremos repetir la misma historia”.

El engaño del consumismo, que nos dice que debemos tener casa, vehículo, viajes, pantalla gigante y no solo una sino una por habitación, computadoras, tableta, móviles, consolas de juegos, segunda casa, segundo vehículo, vehículos utilitarios, quinta o finca, lancha, mascotas, todo cuanto aparato se inventan para supuestamente hacernos la vida más fácil. Y para todo ello nos ofrece el mercado soluciones de compra con financiamiento, así es, porque si algo sobra en este planeta es DINERO, nos han hecho morder el anzuelo, muchos lo hemos mordido y hemos pasado años, décadas como esclavos del sistema financiero, trabajando para pagar deuda tras deuda, y con la espada sobre la espalda. ¡Si no pagas dejas de ser sujeto de crédito!  Si claro, sujeto de crédito para que sigas comprando lo que el sistema financiero mundial necesita que consumas. Porque en la Bolsas, todo son números, índices, lo único importante en los mercados de valores es el crecimiento. 

Y cuando se cae el mercado, para muchos se cae todo el sistema económico. Y a ese punto quiero llegar, seguro que si se cae, lo financiero, si por supuesto, el DINERO deja de circular, si no hay viajes de turismo ni de negocios, las aerolíneas vuelan menos, los hoteles no tienen huéspedes, los restaurantes, bares, clubes nocturnos, parques recreativos, conciertos y muchos más; no venden, los vendedores de tiempos compartidos no tienen clientes, los desarrolladores dejarán de tener demanda de hoteles, centros comerciales, casas de playa y bueno, la cadena de la caída del tráfico aéreo es enorme, personal de tripulaciones, aeropuertos, suplidores de productos para abastecer los aviones, hasta por supuesto la caída de la demanda de energía asociada a la producción de todo lo mencionado, y esto solo es una pequeñísima parte del negocio del turismo a nivel global. Como es de esperar, en un mercado globalizado, y en medio de todo esto, posiblemente y al menos por algún tiempo, en estos inicios del Covid-19 a nivel mundial, el sector salud, los supermercados y los proveedores de servicios de telecomunicaciones están llenando sus bolsas. Pronto los cambios en la oferta y la demanda empezarán afectar las cadenas de valor y como consecuencia los precios al consumidor. 

Números y más números. Vemos los reportes del comportamiento del virus a nivel mundial y las acciones tomadas por los gobernantes de las naciones, responden a la búsqueda de la menor afectación a la economía y a la salud, lo anterior lo demuestran estudios sobre el crecimiento de la curva de contagio, versus capacidad hospitalaria, para evitar que el sistema colapse, versus impacto en la economía, versus número de fallecidos por rangos de edad. Uno de los más completos que he visto, nos muestra el comportamiento de la curva según las diferentes medidas de contención y sus tiempos de reacción y, muestran cómo según el comportamiento de las personas a las indicaciones se reduce el número de infectados y con ello los sistemas de salud soportan la envestida de un virus que vino para quedarse, invadir a todo el planeta, sin distinguir razas, clases sociales, poder económico, y así recordarnos muchas buenas razones de verdadero valor para VIVIR, para AMAR, para DARSE. 

Las acciones de contención, con nuestro aislamiento en los hogares, cerrar muchos lugares públicos y las cancelaciones de eventos masivos y reuniones salvarán muchas vidas, porque de esa manera se evita el colapso de los sistemas de salud, pero estas medidas no curan el virus. La economía personal, nacional y mundial no soportará un evento prologado de esta naturaleza por lo que deberá crearse ciclos de aislamiento para contener los efectos mortales, al menos mientras se encuentra una vacuna, y aprendemos a vivir una nueva normalidad y empezamos a recoger las cenizas de un sistema financiero destrozado. Es cuestión de semanas para que los gobernantes deban tomar acciones sobre el no pago de intereses de la deuda y de los capitales a plazo, sobre el adelanto de pensiones y muchas otras necesarias para lograr con muchísima solidaridad y el uso de los capitales almacenados, restablecer el orden y la paz entre los humanos, y las naciones vuelvan a levantarse y con fe en Dios, en la humanidad y su capacidad de entendimiento nos permita abrazarnos de nuevo.

Al parecer el cosmos escucho a muchos gritar, ¡Paren el mundo, yo me bajo aquí!, y no habrá necesidad de bajarse, por el contrario, tenemos frente a nosotros la oportunidad para juntos construir un nuevo orden. Aprovecha este tiempo, ahora muchos lo tienen. Es tiempo para la reflexión, para perdonar, para amarse, para darse a los demás y a uno mismo, es tiempo de sacar lo mejor de tu SER.

( Foto de Henry Alfaro Rojas)